lunes, 2 de noviembre de 2020

Belleza en el caos

Hoy, Honduras está siendo amenazado por un huracán, Eta, debido a eso, dormimos y nos despertamos acompañados de la lluvia. Todo eso me hace pensar en la manera tan maravillosa en que Dios nos muestra parte de Su naturaleza.

No es un secreto que a mí me encanta la lluvia, y aún hoy, a pesar que estoy consciente de lo que puede provocar, puedo disfrutarla. Sé que hay personas que están siendo evacuadas, tanto en Nicaragua como en Honduras, y no quiero ser indiferente a su adversidad; es solo, que, la lluvia sigue siendo bella, aunque en esta ocasión, también sea peligrosa.

Y es en eso justamente que pienso, en cómo Dios cambia nuestra forma de ver las cosas. Los pronósticos no son favorables para ambos países, hay muchas razones para esperar que los daños sean significativos. 

Pero, como cristiana, mi esperanza no está en los pronósticos, mi esperanza está en Dios y en Él tengo confianza. Puedo contemplar la lluvia y admirar la sabiduría de Dios. Sé que Dios es justo y que todo lo que hace obrará para bien en mi vida, aunque no sea bueno. Dios trabaja de manera incomprensible, no podemos entender lo que hace, porque Él es Dios y nosotros humanos, pero podemos confiar y descansar en Su soberanía y bondad.

Mi esperanza no es vana, pues está en Aquél quien calma la tempestad con Su voz (Marcos 4:41). Aquél que creó los cielos y la tierra (Hechos 17:24) , Aquél que es descrito en el Salmo 147. ¡Ese es mi Dios y Dios es mi esperanza!

Puedo estar quieta y esperar en Dios, pues no hay nada que yo pueda hacer, no está en mis manos, así que me deposito en las Suyas. 

De manera que, puedo ver aliento en la tribulación, poder en la debilidad, perfección en la equivocación, gozo en el medio de la angustia y belleza en el caos.

¿No me teméis?» —declara el Señor. «¿No tembláis delante de mí, que puse la arena como frontera del mar, límite perpetuo que no traspasará? Aunque se agiten las olas, no prevalecerán; aunque rujan, no pasarán sobre ella. Jeremías 5:22


miércoles, 1 de abril de 2020

Coronavirus covid-19

En Honduras, el corona-virus entró el jueves 12 de marzo, o se confirmó en esa fecha, ese día fue el último día de clases en los diferentes centros educativos del país.

Admito que hasta entonces, había visto esta pandemia como algo sin importancia, mi hermana me había hablado de los males que estaba causando en China, pero nunca le presté mucha atención, lo veía como algo lejano a mí y por lo cual no tenía que preocuparme.

Pero ahora el virus estaba en mi país, las cosas comenzaron a cambiar de manera muy rápida. Eventos que se daban por sentado, ahora eran pospuestos, algunos por vez primera en la historia. Mi iglesia, por ejemplo, acostumbra hacer campamentos en semana santa, no recuerdo que se cancelaran alguna vez desde que fueron establecidos y ahora fueron cancelados. Teníamos estudios para la tercera semana de Marzo y también fueron postergados.

A nivel mundial también vemos eventos que parecían imposibles de cancelar, como los juegos olímpicos, partidos, conciertos, todo se ha cancelado y hemos sido llamados a estar en nuestras casas. Esto me hace pensar en Santiago 4:13-15 y en Proverbios 27:1. Ambas citas nos llaman a no jactarnos del día de mañana porque no conocemos lo que pasará en realidad.

Somos humanos y debemos entender que todo está en manos de Dios, y Él da la última palabra. Nadie se esperaba esto, ningún país estaba preparado para esta pandemia, pero los creyentes podemos estar seguros y confiados en Dios, en que Él hará que todas las cosas, aun las que parecen malas, nos ayuden a bien. (Romanos 8:28)

Durante mi travesía por este mundo me ha tocado enfrentarme a este virus tan temido, el miedo me ha invadido en algunos momentos, temo contagiarme y contagiar a mis padres. Pero vengo a la presencia de Dios y puedo descansar en Su Palabra, puedo confiar en Él y sé que Dios puede evitar que este virus me afecte, pero también sé que si Dios permite que me contagie y aun permita que muera, estaré con Él, lo cual es muchísimo mejor. (Filipenses 1:23)

Espero que en cada uno de nuestros hogares, busquemos a Dios, nos aferremos a Él, no hay cuarentena ni virus que nos impida acercarnos al Padre celestial. Dios nos dará paz, con virus o sin virus, podemos descansar en Sus promesas, recordemos que nuestra ciudadanía esta en los Cielos.

Y los que aún no tiene esperanza, los invito a venir a Dios arrepentidos de sus pecados y confiando en que Dios lo puede perdonar por el sacrificio del Señor Jesús en la cruz del Calvarios. El pecado es peor que cualquier virus y Dios es el único que puede salvarnos del pecado.

Ánimo y no salgamos de casa, permanezcamos en la presencia de Dios y con la compañía de las personas que Dios ha puesto a nuestro lado...

domingo, 8 de marzo de 2020

Reflexión

Haré un paréntesis con el tema de las emociones aunque sin dejarlas de lado, no puedo escribir sin sentir...

Hace 5 días falleció una de mis tías, ella estaba casada y tenía un hijo de 21 años, y una hija de 10 años. Tenía una familia, un hogar. Tanto su esposo (mi tío) como sus hijos (mis primos) la extrañan mucho, sienten su ausencia.

La razón por la cual comparto esto es porque me dí cuenta de algunas cosas importantes mientras estaba en el velorio y entierro de mi tía.

Cuando llegué y vi a mi primo, no supe qué decirle, la verdad nunca sé qué decir en esa clase de situaciones. Pero me di cuenta que no importa mucho lo que digas, es decir, no hay palabras o discurso, por muy elocuente que sea, que haga menguar un poco, siquiera el dolor producido por una pérdida terrenal irreparable como esa. Nada de lo que pudiera decir iba a hacer sentir mejor a mi primo, pero me di cuenta que, aunque mis palabras no harían la diferencia, mi presencia si. El simple hecho de "estar" en un momento como ese es muy importante para los dolientes, no podemos subestimar el efecto de nuestra presencia.

Durante la noche, escuché a mi primita quejarse con dolor, porque su mamá le había hecho promesas que no cumpliría, "me había prometido verme crecer y que me cuidaría y no lo cumplió" decía. Al escuchar estas palabras se me venía a la mente Santiago 4 desde el versículo 13 al 17, ahí se nos dice que no debemos hacer planes de modo arrogante como si tuviéramos en nuestras manos el futuro. Sino que debemos estar consientes que todo depende de Dios, y las cosas sucederán si Dios quiere, no porque nosotros las queramos o planeemos.
Debemos tener mucho cuidado con lo que prometemos, y con lo que hablamos en general, que todo sea conforme a la voluntad de Dios.

Y también, esas palabras de mi primita me hicieron reflexionar en que el único que puede prometer que estará siempre con nosotros es Dios, y por eso lo dice repetidamente en toda la Biblia, porque Él si puede decirlo y prometerlo, y podemos estar seguros que cumplirá Su promesa porque Dios nunca miente ni engaña.

De manera, que deberíamos aferrarnos únicamente a Dios, y depender solo de Él, así no estaremos frustrados y nunca seremos desamparados, pues Dios estará siempre con nosotros, nunca nos abandonará ni nos desamparará. Josué 1:5, Deuteronomio 31:6; Salmo 94:14; Isaías 41:17; Hebreos 13:5, por mencionar algunos versículos que nos recuerdan que Dios siempre estará con nosotros.

Así que, dependamos solo de Dios, confiemos en Su palabra, consolemos a los que sufren, cuidemos nuestras palabra, y llevemos todos nuestros planes a Dios. Aprovechemos el tiempo, no sabemos cuánto nos queda... Efesios 5:16

jueves, 27 de febrero de 2020

Emociones

¿Qué son las emociones?



Para comenzar, definiremos lo que son las emociones. Me llama la atención, de manera particular que el término en latín es emovere  que quiere decir "mover hacia o desde"; y es que realmente eso es lo que producen en nosotros las emociones, nos mueven desde un estado de ánimo hacia otro.



Algunos piensan que tenemos 4 emociones básicas, de las cuales se derivan las demás, otros dicen que son 6, yo tomaré las 4 básicas para comenzar, luego veré las otras dos, pero ya como secundarias. Con la ayuda del Señor, que es quien da sabiduría y entendimiento, analizaré cada una de estas emociones desde la perspectiva de Dios, sirviéndome de Su Palabra.



Las 4 emociones que veremos primero, serán:


  • La alegría
  • El enojo
  • El miedo 
  • La tristeza

Intentaré ser breve al hablar de estas emociones, ser concisa, para abarcar todas las emociones en un tiempo prudente y sin ser muy repetitiva o aburrida.

Lo que pretendo con este estudio es que sepamos apreciar las emociones como lo que son, un regalo de Dios. Las emociones hacen que seamos humanos y no robots, Dios quiso hacernos seres emocionales, no debemos sentirnos mal por sentir. Pero Dios también espera que aprendamos a controlar nuestras emociones, y a usarlas para Su gloria.

Dios quiere nuestra obediencia, pero quiere que le obedezcamos con gusto, con placer, con pasión, no por obligación. Dios no quiere que solo sigamos ordenes, sino que analicemos, que usemos nuestro cerebro para pensar, pero también nuestro corazón y que podamos obedecer con gozo a pesar de sentir miedo, que confiemos a pesar de las dudas, que sintamos paz aún con problemas y que haya en nosotros gozo a pesar de las tristezas. 

Dios espera que tengamos emociones, pero por encima de cualquier emoción debe estar nuestra fe. Las emociones son pasajeras, la fe permanece porque descansa en las promesas firmes de nuestro Dios. 

Es necesario encontrar ese balance entre nuestras emociones y nuestra fe. Pero cuando no podamos armonizarlos, la fe debe ganar ante las emociones. Si nos sentimos bien mientras obedecemos, está excelente, pero si nos sentimos mal, hermanos amados, igual debemos obedecer. 

Podemos y debemos confiar en Dios, con y, también, a pesar de, nuestras emociones.

No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. Juan 14:1


domingo, 23 de febrero de 2020

Emociones y Biblia

Las emociones y lo que Dios dice al respecto.


Todos los días, a cada momento, tenemos emociones, ellas forman parte de nuestra vida. Ya que no podemos deshacernos de ellas, podemos estar seguros que Dios quiso que tuviéramos emociones, somos seres emocionales porque Dios así lo determinó.
Sin embargo, también sabemos que debemos aprender a controlar esas emociones y no dejar que ellas nos controlen a nosotros.

Dios nos da las emociones, y también nos provee la capacidad de ejercer dominio sobre ellas. En la Biblia podemos ver en diferentes ocasiones que se nos llama a tener dominio propio, templanza, serenidad, prudencia, y muchas otras cosas que no podremos obtener si no aprendemos a controlar nuestras emociones.
No se trata de ser seres fríos, indiferentes, o insensibles, sino de ser personas racionales y con inteligencia emocional. Saber utilizar de la manera adecuada las emociones que Dios nos ha dado, usarlas para la gloria de Cristo, ya que para eso estamos aquí en esta Tierra, para traer gloria a Dios y lo podemos hacer con nuestras emociones.

De manera, que pretendo estar hablando de algunas de las emociones, tal vez, las más comunes, desde la perspectiva bíblica, para encontrar el propósito de estas emociones en nuestra vida espiritual.

Belleza en el caos

Hoy, Honduras está siendo amenazado por un huracán, Eta, debido a eso, dormimos y nos despertamos acompañados de la lluvia. Todo eso me hace...